Partitura
viernes, septiembre 02, 2016
Las luces del escenario resplandecen de tal manera, que parece que
el resto del lugar reside en tinieblas. Como de costumbre subo a limpiar el
piano, antes de que el salón abra. Encuentro fascinante poder pasar tiempo a
solas con los instrumentos. Me sorprende
como un objeto inanimado puede tener tantas cosas en común conmigo. Con el
aliento adecuado cobran vida al igual que nosotros. Es cuando compruebo que no
existe mejor frase, para describir a una persona que no ha amado, que muerto en
vida. Y quién mejor que yo para poder juzgarlo. Quienes dicen que Cupido es el
experto en el amor están totalmente equivocados. No por flechar a dos personas lo vuelve un maestro en el tema. Sólo lo convierte en un niño jugando a
molestar al desconocido. ¿Qué es lo que hace después de haber lanzado sus
flechas? ¿Se marcha? ¿Duerme? No sé qué es lo que haga este personaje después,
pero es ahí donde entro yo. Soy yo quien
aparece en los inicios, los acompaño en el desenlace y me quedo para poder
contar el final.
Cuando inicie mi carrera musical empecé escribiendo canciones de
amor. Si es que podían recibir ese nombre. Ya que no eran más que letras
rebuscadas tratando desesperadamente de encontrar un sentimiento. Fue hasta que
conocí a mi primer amor, que deje de intentar escribir y comencé a sentir. Cada
vez que la tocaba mis manos temblaban y mi corazón recitaba. Cuando estábamos
juntos cada fibra de nuestro cuerpo creaba música. Como toda buena melodía tuvo
que llegar al acorde final. Se marcho, pero nunca me dejo. Creí que nada me volvería hacer componer.
Hasta que conocí a mi nuevo amante. El roce en su firme y blanca piel hizo que mi corazón volviera a palpitar. Cada parte de su cuerpo creaba una
nueva sensación en mi, y juntas una nueva emoción.
Mi nuevo amor me dijo tanto sin uso de palabra alguna. Muchas
veces estas son escupidas al aire, sin valor alguno, contaminando el ambiente.
Pero jamás será el caso de la melodía, que nos acompaña a todos lados. Si no es
así, que alguien me explique cómo labora el corazón. Cuando estamos
solos tararea la misma canción, pero al juntarnos con alguien más, nuestros
corazones se coordinan creando una sinfonía. Es por eso que mis canciones jamás
llevan letra. La melodía hace sentir a mi público y ellos serán quienes le den
la interpretación adecuada.
Porque lo veo todas la noches, todos somos diferentes. Cada uno
nos encontramos en un capitulo diferente, en esta novela a la que llamamos
vida. En mis noches me encuentro con todo tipo de parejas. Jóvenes, adultos, ancianos... pero no por los
años es que se mide el amor. Me he encontrado con un centenar de personas que
consideraríamos como "los afortunados". Los que a pesar del tiempo
transcurrido han permanecido juntos y en dos semanas celebraran sus veinticinco
años de casados. Pero sus miradas no dicen nada. Pareciera que sus pupilas se
han dilatado de llorar por dentro. Hablan pero ya no se observan como antes.
Pasaron a mirarse, para terminar viéndose.
No todas las parejas que se
han acompañado la mayoría de su vida han terminado de esta manera. Ya que
existen algunas que pareciera, que con cada suspiro vuelven a entregar el alma.
Tengo muy presente a esta pareja, que sin falta viene todos los sábados a
cenar. Calculo yo se encontraran entre los 70 a 75 años de edad. Siempre se
presentan con sus mejores trajes. Jamás he visto a la señora repetir vestido.
El señor le abre la silla y ella le contesta con un simpático
ademan. Sus manos se encuentran en la mesa, aproximándose como completos
extraños, funcionándose lentamente hasta que vuelven a reconocerse. Ella se
sonroja y él se vuelven a enamorar de su mirada. La toma de la mejilla, mientras
ella se recarga en su mano, se vuelve a sonrojar, como si fuera la primera vez.
El amor suele fortalecerse
conforme los años, pero una flor no puede crecer si nunca fue regada. Parejas
nuevas siempre aparecen por aquí. En sus miradas nace un chispa con esperanza
de poder arder enteros. Problema de algunos amantes al terminar hechos cenizas.
Esta chispa acrecienta, otras veces se extingue y en casos particulares me
gusta hacer de las mías. Es cuando me siento igual de entrometido que el sujeto
en pañales. Parejas que no han logrado encender su amor, con el ambiente
adecuado pueden iniciar una llama. Trato de tocar la música adecuada, de
leerlos para poder representarlos. Algunas veces funciona, otras no. Tal vez
fuera la iluminación, puede que la música no era correcta, o quizás no debía
ser. Si sus miradas no se han encontrado difícil que sus caminos lo hagan.
Mi banda se aproxima para acomodar sus instrumentos. Toco a mi
amante, como siempre al principio su tacto es frío e indiferente, pero no
desespero, mi dedos siguen frotando su piel. Suave y luego con más fuerza, lento,
aprisa...me detengo. Mi roce ha iniciado una llama. Hacemos fuego una vez más.
1 comentarios
No, no creo que Cupido pudiera expresar mejor lo que es amar. Buen texto, con frases bien conseguidas. Delicado en expresiones e imágenes y con una bella metáfora en su relación con el piano. Me encantó, gracias por compartirlo. Saludos!
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