Leer siempre ha sido una de mis actividades favoritas. Sin la necesidad de
moverme de mi cama me lleva a lugares, que no hubiera sido capas de imaginar.
Hasta las páginas de un libro tienen una historia que contar, con esas pequeñas
anotaciones, o la mancha de labial en la punta de la hoja.
Los libros hacen que mi cabeza comience a maquinar, a crear e imaginar. Me
recuerdan sentir, y más importante me hacen sentir con alguien más. Y es que un
libro tiene la gran habilidad de meternos en los zapatos de otra persona. No sólo
te los pruebas, caminas, corres y hasta brincas con ellos. Sabes lo pesado que
se vuelve cargar con ellos después de horas de duro trabajo. Por eso mismo te
los quitas con cuidado, pues conoces de sobra que son el único par que esa
persona tiene. Comprendes porque se queja tanto al caminar, no porque sea un
malhumorado, pero es una talla más chica a la que en verdad calza. Por eso sus
constantes quejas y pasos tardÃos.
Y es cuando me pregunto. No serÃa más fácil la vida si comprendiéramos que
detrás de lo que vemos existe una historia la cual ignoramos. Con ello no digo
que justifique las malas acciones. Pero nada nos quita el probarnos esos
zapatos y tratar de sentir con ellos cada paso.
Un par de zapatos de Van Gogh