“Ese disco es un
asco ”, “Ese libro es súper comercial ”, “Esa pelÃcula es pésima ”Seguro que hemos
escuchado alguna de esas frases y si no una parecida. Tengo que aceptar, que yo
se lo he llegado a decir a alguien. Pero después de una larga meditación concluà lo siguiente:
Se nos da muy
fácil juzgar los gustos de los demás. De rebajarlos por considerar nuestras
preferencias superiores. Creemos que al dar nuestra opinión estamos únicamente
criticando al creador de aquel contenido. Cabe aclarar que con esto no quiero
decir que callemos nuestra opinión, o que tenemos que pensar igual que el resto.
Lo que quiero decir es que no porque alguien diga que gusta del color azul,
salgamos al ataque diciendo que odiamos el azul, y les declamemos una letanÃa
de porque el verde es mejor. Al decirle a alguien que su libro favorito es de
lo peor que sea ha escrito, como mencione con anterioridad, no estamos hablando
únicamente del escritor sino de aquella persona.
Nuestros gustos no
son más que el reflejo de nuestra alma. Y el arte la manera en la que la
conectamos con la vida. Al insultar los gustos de alguien más, estamos haciendo
una de las peores ofensas. Ya que viviendo en un mundo en el que estamos tan
desprendidos de todo, el encontrar una canción, una pintura, que nos haga
sentir, y tener ganas de vivir no debe ser tomado a la ligera.
Que aquella obra,
pintura o filme te haya parecido de lo más insÃpido esta bien. Somos seres
distintos y por ende nuestros gustos varÃan. Pero debemos aprender a respetar
lo que a los demás les puede parecer grandioso.
Existe algo más a
lo que debemos permanecer atentos. Con la misma dureza con la que juzgamos los
gustos de los demás, debemos seleccionar el contenido que consumimos. Ya sean
filmes, libros, revistas, canciones, cualquier forma de expresión, no importa
como venga empaquetada. Ya que 70% del cuerpo humano esta compuesto por agua, y
70% de nuestra alma esta compuesto de vivencias. Y en esta habita todo lo que
nos a movido. Por eso tenemos que ser extremamente precavidos. Ya que inevitablemente
de lo que consumamos estaremos hechos.