La calle

sábado, agosto 15, 2015

Mis pies vuelan en tanto que mi mente aterriza en esta calle sin salida. Esquinas que despliegan el vuelo en mis alas entumidas. Mi piel es confidente de la alegría creciente. 
La risa ahoga a los mares en un charco justo en medio de la calle. Los ríos son encarcelados en celdas oxidadas. Las sirenas nadan en estas aguas enclaustradas. Su aleteo despierta a la estéril  banqueta, que está molesta de ser usada sin conciencia. El farol intenta dar consuelo, pero su luz solo opaca al suelo. El recuerdo de las antiguas glorias es convertido en sombras. 
Sombras nacidas de un brillo artificial que se terminará por apagar. 
Bailo hacia la brisa con cuidado de no irme hacia poniente donde el aire te convierte.

Mejor quedémonos junto al árbol naciente. Las manzanas caen, pero la gravedad comienza a desaparecer volviendo claro lo que tiene que ser. 
Photo by Evelia Barragán 

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