Los sueños

jueves, abril 10, 2014

Conforme el tiempo pasa deseamos que las noches se alarguen y los días se acorten, queremos seguir soñando en vez de enfrentar la realidad.

Al llegar un nuevo día culpamos de todos nuestros males al tenue rayo de luz, que se abre paso a través de la ventana. ¿Por qué culpar al rayo? Cuando somos nosotros a los que debemos señalar. Claro que es más fácil dejar los sueños al aire, donde no lastimen a nadie; que en este caso sería a nosotros por miedo a tratar de conseguirlos.

Pero los sueños no significan nada, sino son más que vagas fantasías, que se esfuman con el viento.  De nada te sirve estar soñando si no vas a ser nada al respecto.

Si es algo que no podemos pasar un día sin pensar ¿por qué no tratar? No creo que seamos seres negativos, pero muchas veces nos dejamos envolver en un mar de pesimismo. Nos imaginamos en el peor de los escenarios. Decepción, tristeza, derrota son nuestras ideas predilectas. Nos concentramos en todas las puertas que nos cerrarán y los rechazos que ocurrirán.

Estoy completamente segura que el “NO” es uno de nuestros peores enemigos, pero no el que seguro estarás pensando, sino el que uno mismo se impone:
“NO” puedo. “NO” soy capaz.

Además, que tan malo puede ser que nos rechacen un millón de veces, si después recibiéramos un sí.  ¿No valdría la pena?  Si no falláramos de vez en cuando ¿cómo aprenderíamos? Después de todo buscamos ser ese uno dentro de un millón. ¿No?


No tiene nada de malo dejar los sueños caer de la nube de vez en cuando.  No olvidemos que cuando las gotas de lluvia caen florece todo a su paso.                                                                        Photo by Luis Pablo Glez 

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